2008/08/26

Basura en Timanfaya

Ya he escrito varios posts sobre la cantidad de basura que generamos y que ésta, por mucho que la tiremos al contenedor y desaparezca, no se desvanece.

Es un engaño como el de los no-emancipados, cuya cama se hace sola, o la ropa que dejan sucia y tirada en su habitación aparece, al poco tiempo, limpia y planchada. Eso, un tonto y cómodo engaño.

Hace poco he estado una semana en Lanzarote. Y uno de los días nos animamos a hacer la Ruta del Litoral. Esta ruta, de 9 kilómetros, bordea todo el Parque por la costa.

Una extraña mezcla de las leyes de Parques Nacionales (que prohíben el acceso salvo a las zonas habilitadas) y la Ley de Costas (que prohíben prohibirlo) dan lugar a esta difícil senda, que hace buenas las recomendaciones de hacerla con botas e ir bien provistos de agua, sombrero y ánimos.

Como la mayoría del parque, el paisaje que vemos durante la ruta podría servir para describir el adjetivo inhóspito. Mares de lava sólida, áspera, negra, sin nada de vegetación, sin más referencia que las montañas de lava, o los entrantes y salientes resultantes de las luchas entre los volcanes y el mar.

En definitiva, un sitio que cabe esperar virgen, por el mínimo atractivo que puede tener para cualquier dominguero de los que nunca han oído la frase "No dejes nada salvo tus pisadas, no lleves nada salvo las fotos". Y aquí, por el suelo, ni huellas.

Ver mapa más grande
Ya, bastantes antecedentes. En el Centro de Visitantes nos dejaron un mapa, nos advirtieron de la longitud y dificultad de la ruta, y nos pareció bien la sugerencia de hacer la mitad, hasta la Playa de los Cochinos, donde podríamos darnos un baño y comer. Bueno, no debe de estar mal, ¿no?

Allá vamos. Día de sol, con ánimos, gorra, y playeras (las botas se quedaron en casa). 2 horas y media más tarde, en las que hicimos algo más de 6 kilómetros, llegamos. A punto estuvimos de dar la vuelta, pero la imagen de la idílica playa nos animó a cumplir nuestro objetivo.

Cuando nos acercamos, algo empezó a ir mal. No era el kleenex, o la lata de refresco que alguien tira, sino mucho peor. Demasiada basura, y demasiado rara. El paisaje era el que podéis ver en las fotos.

Al volver, encontramos a uno de los guardias del parque y estuvimos charlando un rato. "Ya sé porqué le llaman la Playa del Cochino", empecé. Resulta que, siendo casi toda la costa un acantilado, es ese trozo más bajo, orientado al Norte, donde el mar nos devuelve toda la mierda que le echamos. Bueno, toda no, sólo parte.

Y todo lo que pasa las primeras rocas, queda en tierra. Una posible limpieza habría que realizarla en barca, esperando las condiciones de oleaje y marea convenientes. Es costoso, y además poco duradero. Así que sólo cabe esperar que, cuando esta ruta sea guiada, ese lugar dé lugar a una explicación como la que intento dar aquí. No nos engañemos: la basura, los plásticos, las latas, no desaparecen. De hecho, nos sobrevivirán.


Curiosamente, buscando enlaces, llego a una noticia antigua (de hace un año) que hablaba de la imposición de una multa de 6.000 euros a un señor que tiró una colilla en Timanfaya, precisamente. Supongo que si hubiera sido en este sitio la cosa habría sido bien distinta. Que google sepa, no hay noticias nuevas al respecto.

No hay comentarios: