2008/03/04

Educación, ¿por qué es tan difícil?

Del debate de ayer me llamó la atención el bloque de educación. Es un tema difícil: ahí se encuentra el germen de lo que será nuestra sociedad en el futuro. No sólo en cuanto a conocimientos del medio, historia, matemáticas o inglés. También en el respeto, hablemos de racismo, violencia de género, inmigración o incluso de tirar papeles al suelo, no recoger las cacas del perrito, o contaminar más que nadie.

Quien más y quien menos tiene su opinión al respecto. Unos se acordarán del informe PISA, otros recurrirán a algún sobrino, y otros echarán pestes o alabanzas según con qué chaval se crucen por la calle.

¿Y dónde está el problema? Parece que hay que arreglar todo esto desde el congreso, pero de allí a las aulas hay mucha distancia.

Se habló de "dar más autoridad a los maestros". Me parece imprescindible esto, pero tengo serias dudas de haya un camino corto que se pueda abrir por ley. La autoridad, por una parte, hay que ganarla. Es necesario, desde luego, un escenario donde se pueda conseguir esta autoridad, donde las capas superiores apoyen y no desautoricen. Y que los padres, responsables últimos de la educación de sus hijos, reconozcan dicha autoridad.

Parece de cajón: se responsabiliza de la educación de los hijos a unas personas a las que, a la primera de cambio, se corrige, se amenaza, o peor aún. Esto es demasiado grave como para arreglarlo con leyes.

Por otro lado se sacraliza la educación obligatoria. Tan buena es que quieren que lo sea a partir de los tres años, o incluso menos. Sí, es bueno que los chavales vayan al cole. Pero, ¿y si no quieren ir? El hecho de que sea obligatorio debe servir para que quien quiera ir pueda, a pesar de que, por ejemplo, los padres prefiriesen una mano más en el negocio familiar.

Pero yo estoy pensando en los chavales que van a clase porque hay que ir, aunque no tengan el más mínimo interés. Se dedican a retrasar al resto, eso si no hacen pellas. Y como no pueden jubilarse en el colegio, se les pasa de curso como sea, aunque no hayan hecho nada. Esto es una educación de pacotilla.

En un periódico de ayer, un padre se sentía engañado. Le recomendaron para su hijo que hiciera garantía social, una alternativa a la ESO. ¿Qué ocurre? Que ahora busca trabajo, y si no tiene la ESO, no hay nada. Pena me da que se sienta así, que no le informaran bien. No conozco la historia, pero convendría que los chavales aprendan que los estudios son importantes, que sin estudios la vida posterior se complica. Y si a pesar de todo no quieren estudiar, ¿qué hacer? Pues si la educación es obligatoria, habrá que mandarles a algún sitio donde estén mientras dure la obligatoriedad, y a lo mejor hasta aprenden algo.

Sólo puedo comparar conmigo, con los de mi generación. No pasé mucho tiempo en guarderías, y fui al cole con 4 o 5 años. Aprendí inglés en el colegio y en el instituto, y luego en la Escuela de Idiomas, siempre en centros públicos. Tampoco tuve educación en nuevas tecnologías, ni nada parecido. Creo que no me fue tan mal; tal vez tuve suerte. Pero a lo mejor no hay que inventar de nuevo la rueda de la educación, sino mirar un poco atrás, ver qué había de bueno, y traerlo de nuevo. Por si sirve de pista, creo que en lo bueno no influyeron tanto los medios, sino los profesores.

Parece que todo se quiere arreglar a golpe de presupuesto (o, tal vez, se trata de lucirse con lo de yo invertiré más que tú). Señores que mandan, no descuiden los medios pero, sobre todo, inviertan en buenos profesionales, denles campo para trabajar con libertad, vuelvan a fomentar la cultura del respeto y la autoridad, y permitan a los alumnos que quieran estudiar elegir un camino distinto que el de quienes están allí porque les obligan. Lo demás son pequeñeces.

No hay comentarios: