2007/09/10

Paraíso a plazos

No le falta razón a A. Pérez Reverte en su diatriba contra los paraísos prometidos por el crédito fácil y rápido. Serán más o menos adecuadas las formas, pero son las del escritor, y el mensaje va bien encaminado.

Pero carga las tintas sólo en uno de los aspectos del problema. Es cierto que hay una falta de ética, que nos venden cosas que no necesitamos y que, no sólo no nos harán más felices, sino todo lo contrario. A veces, mucho.

No es menos cierto, no obstante, que no hay engaño. No podemos hablar de timo, ni nada similar, pues al firmar se puede leer el precio que pagamos por nuestro sueño. ¿Compensa?

Es posible que, algunas veces, no haya otro remedio. Un agujero que hay que tapar, sí o sí, a cualquier precio, y ya saldremos. Pero la mayoría de las veces, como apunta el escritor, no se trata de esto. Más bien consiste en cosas que no necesitamos y que, "como casi nos las regalan", pues por qué no. Y llegamos, así, a cuestiones de cultura.

En primer lugar, más que cultura, sentido común. El único parecido con los timos es que, cuando alguien que no conoces te regala algo, hay que mirar dónde está el truco. Más si ese alguien se dedica a ganar dinero con lo que hace. ¿Qué interés tiene ese señor en dejarme dinero, que hasta me regala cosas?

Por otra parte, un poquito de cultura financiera. Cuando nos dicen lo que hay que pagar al mes por nuestro sueño, parece poco. Pero no nos dicen cuántos meses hay que pagar, o cuánto de más pagaremos. Eso lo tenemos que buscar nosotros. Ni siquiera hay que saber lo que es una TAE, basta con leer y multiplicar. Si no sabes leer o multiplicar, ver punto anterior.

Y en otra escala, está la cultura de lo inmediato, lo fácil. Antes, cuando querías comprarte algo, ahorrabas. Y cuando tenías suficiente, comprabas. Ahora, es al revés: te lo compras, y ya lo pagarás.

¿Diferencia? Antes guardabas un poquito, y a lo mejor, incluso el banco te daba algo por tus ahorros. Ahora pagas tú por los ahorros del banco (más), aunque tienes lo que quieras ya.

Antes, si no te daba para comprarte algo, no te lo comprabas. Ahora, si no te da para pagar lo que ya compraste (y que a lo mejor, incluso, ya ni funciona), pues te entrampas. Un poco más, si es preciso.

Y esto me lleva al tema de la vivienda, aunque lo dejo para otro post.

No hay comentarios: